1.- Diseñar la aplicación pensando en la plataforma en la que se va a usar. No diseñar para “iCosas” y portar de manera cutre y rápida al resto. HTML5 si se va a trabajar en varias plataformas.
2.- Si se va a trabajar vía web, además del DNI-E existe el certificado electrónico. No estaría de más que la web también lo soportara.
3.- Unificación de contratos. Que no tengas que saltar de usuario o datos de acceso dependiendo qué quieras hacer.
4.- Sentido común: si tu pin o contraseña en un paso es numérico, no sacar el teclado completo, sacar sólo el numérico.
5.- Que realizar la transferencia no sea un suplicio. Si se usan medios de autentificación por SMS que la aplicación detecte el SMS recibido.
6.- Que los datos a los que se puedan acceder sean claros, concisos y que identifiquen perfectamente a los cargos. Hay bancos que creen que tenemos una bola de cristal que nos permite saber qué es un cargo con sus denominaciones internas.
7.- Aprovechar el “feedback” de sus propios usuarios.
8.- Aprovechar las cámaras de smartphones y tablets para escanear códigos de barras como hacen los cajeros automáticos y ayudar a la entrada de información.
9.- Poder saber cuánto queda por pagar en un préstamo, cuánto de intereses y de capital, poder acceder a los movimientos de las tarjetas por separado.
10.- Notificación de movimientos, aunque sea por email, de manera gratuita y en el que se incluya el saldo resultante (curioso que muchos bancos incluyan el saldo en cuenta en la notificación por SMS que puede tener coste y no en la que se recibe por email).
11.- Dado que el hecho de que el cliente use asiduamente la aplicación web quita trabajo en las oficinas del banco, recompensar a ese cliente, no económicamente, sino con una atención rápida, concisa y eficaz.
12.- Abandonar los 902 y similares como vía de comunicación telefónica.
13.- Y paro porque podría tirarme hasta mañana 😛
Sobre las viviendas, que tengan a bien TENER UN DOSIER SUFICIENTE DE CADA INMUEBLE